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"Una sociedad con más fundaciones es una sociedad mejor"
01/04/2025
Entrevista a Àngel Font, subdirector general de investigación y becas de la Fundación “La Caixa” y director del CaixaResearch Institute; presidente de Philea, una organización que representa y conecta fundaciones y organizaciones filantrópicas de toda Europa y patrón de Fundación CARES.
En España tenemos una buena red de fundaciones, pero ¿en qué contexto nos situamos dentro del panorama europeo e internacional?
Creo que podemos sentirnos muy satisfechos de contar con un sector fundacional en España, especialmente en Cataluña, que es perfectamente equiparable al de muchos países de nuestro entorno europeo o incluso al de Estados Unidos. Sin duda, una de las características clave de las sociedades más avanzadas es contar con una sociedad civil organizada. Y una de las formas más poderosas de esta organización son las fundaciones.
Me gusta pensar que una sociedad con más fundaciones es una sociedad mejor. Y no es una afirmación gratuita. Hemos visto que en aquellos lugares donde hay mejores indicadores sociales se traduce en una mayor presencia de fundaciones. Si nos comparamos con otros países, quizá tengamos un nivel de atomización mayor, es decir, contamos con un gran número de fundaciones, pero probablemente de menor tamaño. Esto forma parte de nuestra idiosincrasia: también en el ámbito empresarial nuestras corporaciones suelen ser más pequeñas que en otros países, y esto se refleja en el tamaño de nuestras fundaciones. Sin embargo, si observamos el número de fundaciones como expresión de las causas que los ciudadanos quieren impulsar, creo que podemos estar satisfechos.
¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrentan estas fundaciones?
Nos enfrentamos a grandes retos que estamos tratando de superar. La sociedad cambia rápidamente, y las misiones de las fundaciones deben adaptarse a este cambio. Adaptarse es, de por sí, un desafío. Contamos con muchas fundaciones en ámbitos como la educación, la sanidad o el cuidado de personas. Se podría decir que estos sectores han sido la cantera de las fundaciones.
Sin embargo, cada vez hay más entidades vinculadas a la investigación científica, especialmente en salud, pero también en otras áreas. Se están abordando nuevos retos, incluso sociales, como la lucha contra la desinformación. Ya hay organizaciones dedicadas a ello en nuestro entorno. De manera similar, hace unos años en algunos países europeos comenzaron a surgir fundaciones dedicadas a las implicaciones del cambio climático, y ahora esto está ocurriendo también en España. La sostenibilidad, el cambio climático, la adaptación de las poblaciones y la mitigación de sus efectos están cobrando una gran relevancia, incluso en zonas rurales.
Podemos decir que el sector fundacional está evolucionando desde una visión más clásica hacia una que integra estos nuevos desafíos.
¿El papel principal de las fundaciones es estar donde el Estado no llega?
Podría ser una buena definición. He dudado en responder con un “sí” rotundo porque veo el mundo de las fundaciones como una iniciativa privada orientada al bien común. Es una forma sencilla de explicarlo, pero podríamos añadir que las fundaciones nacen de la iniciativa de personas o empresas privadas que no tienen un mandato público, pero sí el propósito de hacer algo por la sociedad, de contribuir a su desarrollo.
No se trata de sustituir al Estado, sino de complementarlo en muchas áreas. Y complementar significa cubrir vacíos, pero también colaborar con la administración y pactar iniciativas conjuntas.
Las fundaciones son un espacio ideal para experimentar con nuevas ideas. Muchas veces, cuando estas iniciativas se consolidan, pueden convertirse en políticas públicas. A menudo, las fundaciones actúan como espacios de innovación, flexibilidad y aprendizaje, mientras que las administraciones tienden a garantizar estabilidad a largo plazo.
Desde la Asociación Europea de Fundaciones, junto con la Comisión Europea, hemos trabajado en el principio de las “4P” en inglés: Público, Privado, Partnership (colaboración) e incorporamos Filantropía (que en inglés también comienza con P: Philanthropy). Esto significa fomentar colaboraciones entre el sector público, el privado y el filantrópico. No se trata de sustituir al Estado, sino de implicarse con la administración en la resolución de nuevos desafíos.
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Hablando de estos retos, ¿qué tendencias están marcando el sector de las fundaciones?
El número de fundaciones está aumentando, al igual que el volumen de presupuesto gestionado y el número de trabajadores y voluntarios implicados. Estos son indicadores que se han ido consolidando a lo largo de los años. Cada vez hay más confianza en las fundaciones.
En el entorno europeo, por ejemplo, los programas de la Comisión Europea no contemplaban inicialmente la posibilidad de que las fundaciones participaran en su desarrollo. Sí estaba previsto que la Comisión otorgara ayudas a los Estados o a otras administraciones, e incluso a empresas privadas. Actualmente, ya se reconoce que las fundaciones pueden ser socias de la Comisión Europea para desarrollar programas, lo que supone una dinámica completamente nueva.
Hemos hablado de crisis globales como pandemias o conflictos políticos. ¿Cómo se adaptan las fundaciones a estos escenarios?
Un buen ejemplo de adaptación es la Fundación CARES. Es fundamental garantizar la sostenibilidad económica sin depender exclusivamente de subvenciones públicas. Este es un camino que ha demostrado ser eficaz.
Algunas fundaciones, como La Caixa, han asegurado fondos patrimoniales cuyo rendimiento permite garantizar su desarrollo. Otras generan ingresos a partir de su propia actividad, promoviendo un impacto positivo en la sociedad, como la creación de empleo para personas con discapacidad o en situación de vulnerabilidad.
También hay fundaciones que buscan financiación a través de donaciones de la ciudadanía, más allá de las ayudas públicas. En este sentido, la legislación sobre mecenazgo ha ido evolucionando, permitiendo mayores desgravaciones fiscales para fomentar este tipo de contribuciones. Cada vez hay un mayor compromiso social, con ejemplos como la Fundación Pasqual Maragall, la Cruz Roja o iniciativas como La Marató de TV3, que recauda fondos para la investigación médica.
¿Cuáles son los principales obstáculos y qué papel juegan las alianzas internacionales?
Uno de los desafíos es evitar una burocracia excesiva. Por ser organizaciones transparentes y rendir cuentas ante muchos donantes, a veces podemos generar procesos administrativos demasiado complejos. Se hace con buena intención, para garantizar la transparencia y explicar cómo se utilizan los fondos, pero el resultado puede ser una sobrecarga de informes y trámites.
La revolución tecnológica también ha llegado a la administración pública y, con la irrupción de herramientas como la inteligencia artificial, las fundaciones pueden ganar en agilidad. Este es un reto clave, no solo para las fundaciones, sino también para la sociedad y las empresas. Es fundamental invertir en tecnología para que los recursos se destinen realmente a mejorar la vida de las personas y a tener un mayor impacto social, reduciendo el tiempo dedicado a trámites burocráticos.
¿Las redes sociales también pueden ser aliadas en este proceso?
Sí, especialmente aquellas que faciliten la conexión con personas interesadas en el trabajo de las fundaciones y que compartan sus valores. Uno de estos valores es la verdad. En un entorno donde la desinformación es un problema creciente, las fundaciones pueden comprometerse a garantizar información fiable y alineada con principios de respeto y transparencia.
¿Qué mensaje transmitiría a las nuevas generaciones de filántropos y líderes de fundaciones?
A medida que la sociedad avanza, surgen nuevos retos que hoy apenas podemos intuir. Es esencial que existan organizaciones preparadas para afrontarlos, y esto me parece muy estimulante.
Creo que en las próximas décadas la filantropía será más necesaria que nunca, entendida como el compromiso cívico y ciudadano con causas comunes. Hay desafíos clásicos aún pendientes, como la lucha contra la desigualdad o el acceso universal a la salud. Pero también aparecerán nuevos retos, y la filantropía debe estar ahí para abordarlos.
La energía que se genera cuando alguien propone una idea y la sociedad lo sigue con voluntad filantrópica es impresionante. Espero que en los próximos años esta fuerza siga creciendo.
Àngel Font, subdirector general de investigación y becas de la Fundación “La Caixa”, director del CaixaResearch Institute, presidente de Philea i patrono de CARES
Comprometidos con un futuro sostenible
Esta noticia está relacionada con los siguientes Objectivos de Desarrollo Sostenible definidos como prioritarios por Fundación CARES: